miércoles, 20 de septiembre de 2017

CAPITULO 34 (SEGUNDA PARTE)





Más tarde Pedro nos invita a almorzar como es debido. Nos lleva a un excelente restaurante en la zona céntrica de la ciudad y mi padre aprovecha la oportunidad que Pedro nos da para hablar a solas. Sé que cuando dijo que debía ir al baño, no lo decía de verdad. Sé que notó que papá y yo necesitamos unos minutos.


—Ahora que tu esposo no está, quiero hablar seriamente contigo.


—Lo supuse, papá —respondo con la voz frágil. Sigo siendo su niñita, no quiero que me reprenda por nada, pero sé que si lo hace, tendré que tolerarlo—, pero te advierto que si vas a regañarme por lo que está sucediendo, pienso ponerme de pie, buscar a mi esposo y marcharme de aquí. Si tú no puedes entender, entonces…


—Oye, yo no dije nada de eso —musita velozmente haciéndome callar.


Se suponía que entre Pedro y yo solo había un acuerdo, pero espero que él lo entienda. Él sabe lo que siento.


—¿Entonces?


—Solo quiero terminar de entender toda esta situación —asegura—. Estoy feliz por ti, muy feliz, pero me ha tomado por sorpresa. Tú me dijiste que estabas enamorada de él, pero jamás pensé que a tus veinticuatro años pensaras que ya estás lista para formar una familia.


—¿Crees que no puedo hacerlo? —cuestiono con mala cara.


No me agrada lo que está diciéndome, todos saben que si quieren verme feliz, tienen que decir y hacer lo que a mí me parece bien y papá no está hablando con cordura.


—Princesa… yo no he dicho eso.


—Entonces explícate, porque no logro entenderte.



Mi padre comienza a desestabilizar mis hormonas. No puede jugar así con mis cambios de humor. Al segundo estoy feliz y al otro estoy enojada. No tiene sentido.


—Esto me ha tomado por sorpresa y…


—Papá… —digo para callarlo.


Suelto un suspiro e intento calmarme. El camarero deja nuestra orden en la mesa con suma discreción e intenta no hacerse notar. Eso me da tiempo para pensar bien lo que diré. No quiero pelearme con papá por algo tan importante como esto.


—Amo a Pedro, estoy completamente enamorada de él. Amo cada palabra que me dice, amo la manera en la que me trata… lo amo a él, eso lo sabías desde hace un tiempo. Ese viaje nos sirvió para hacer que lo nuestro creciera. Ahora, por fin, siento que este matrimonio es realmente un matrimonio. Tenemos algunas peleas y discusiones, pero ambos sabemos que la que siempre tiene la razón soy yo y… —mi padre sonríe cuando digo eso.


—Francamente, no sé cómo hace ese hombre para lidiar contigo —sisea con un poco de crueldad y sorna, pero logra sacarme una sonrisa.


—Siempre me da la razón. Demora en hacerlo, pero soy yo la que siempre gana.


Mi padre suelta una leve carcajada y luego husmea el pedazo de carne que colocaron en su plato.


—Tengo miedo de perderte… —murmura con la mirada disipada. Lo dice como un comentario sin razón, pero ahora lo comprendo todo y se me rompe el corazón al verlo. Está preocupado, muy en el fondo está preocupado por mí y por lo que pueda suceder con la conexión que tenemos, también puedo afirmar que mi padre está celoso y no se atreve a admitirlo.


—Oh, papá… —lloriqueo de nuevo. Me muevo velozmente y recorro el otro lado de la mesa redonda para abrazarlo. ¿Por qué tiene que hacerme llorar?—. Te prometo que nada cambiará entre nosotros.


—Cuando ese bebé nazca, dejarás de ser mi pequeña princesa —afirma con la mirada cargada de dolor y miedo.


No puedo pensar en eso, no puedo ni siquiera imaginármelo. 


En toda mi vida, bueno, desde que mi madre biológica se murió, Marcos ha sido como mi ángel. Me ama como si fuese su hija biológica y yo lo amo a él. Siempre me brindó su cariño, su amor, todos sus conocimientos y sus maneras diversas de divertirse, él siempre estuvo ahí, es mi padre.


—Jamás dejaré de ser tu pequeña princesa, papá…





No hay comentarios:

Publicar un comentario