miércoles, 11 de octubre de 2017

CAPITULO 40 (TERCERA PARTE)





Abro los ojos desesperada y al ver el reloj solo son la una de la mañana, no han pasado ni siquiera dos horas desde el llamado. 


Sé que no podré dormir y Kya no deja de moverse de un lado al otro por un poco de helado, chocolate y una hamburguesa con mucho aderezo. La mezcla me resulta horrible, pero al mismo tiemplo placentera. 


Beso la frente de Ale y dejo la luz encendida. Bajo las escaleras a toda prisa y corro en dirección a la cocina. 


Todo está en la penumbra, Agatha debe estar dormida a unos pocos metros de mí y solo deseo no despertarla. 


Enciendo la luz, luego la televisión para que haga algo de ruido y me dirijo hacia el refrigerador. 


Al abrirlo observo todo con detenimiento y tomo vegetales, queso y aderezos para mi hamburguesa, luego abro el congelador y tomo un sobrecito de carne para hamburguesa listo. 


Ato mi cabello y me dispongo a cocinar, mientras que oigo a lo lejos el canal de noticias. Podría dejarlo en el de música, pero ver una y otra vez las noticias mundiales me hace recordar aún más a Pedro


—¡Oh, por Dios! —exclamo al ver que casi me olvida la carne en el fuego. 


Soy un desastre en la cocina, pero el resultado siempre es bueno. 


No tiene sentido. 


Volteo la carne para que se cocine del otro lado y luego voy en dirección a la mesada y corto varias rodajas de tomate. 


Como una con desesperación y siento como Kya me pide más. 


—¿Un antojo, señora Alfonso? —pregunta esa voz desde el umbral. 


Elevo la mirada y lo veo recostado contra el marco, con los brazos cruzados a la altura de su pecho y una sínica sonrisa que dice “Sorpresa”. No es una visión, no estoy alucinando, tampoco soñando. 


Pedro está aquí…




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