miércoles, 4 de octubre de 2017
CAPITULO 19 (TERCERA PARTE)
Siento unas laves palmaditas en mi brazo derecho.
Me muevo de un lado al otro y abro los ojos en medio de la oscuridad. Veo a esa pequeña figura parada al lado de la cama y estiro mi brazo para tocarlo y comprobar que no es un sueño.
—¿Ale? —digo entrecerrando los ojos. Quito los brazos de Pedro de mi alrededor y me siento con cuidado en la cama, enciendo la luz de la mesita de noche y veo a mi pequeño con uno de sus autitos entre manos—. ¿Qué sucede, cielo? ¿Quieres ir al baño? ¿Te duele algo? —pregunto entrando en pánico por un segundo.
Pedro también se despierta y frunce el ceño ate la situación.
—¿Qué sucede, Ale?—pregunta restregando su cara con las palmas de sus manos.
Veo el reloj de mi celular y son las tres de la mañana.
—¿Puedo dormir aquí? —pregunta con la mirada al suelo, como si se sintiera avergonzado de preguntarlo. Mi corazón se derrite de inmediato, sonrío y estiro mis brazos en su dirección para que se acerque.
—Claro que puedes, cielo. Es tu primera noche en casa, sólo tienes que pedirlo, ¿de acuerdo?
Pedro lo toma en brazos y lo acuesta en medio de ambos.
Me volteo en su dirección para estar frente a él, acaricio su mejilla y luego le sonrío a Pedro que nos mira a ambos, completamente embelesado.
—Sólo tienes que tener cuidado cuando te mueves, ¿está bien? Kya está dormida y si te mueves fuerte ella podrá despertar —le digo con voz glacial.
—No voy a moverme —asegura.
Beso su frente por enésima vez en el día, estiro el brazo para apagar la luz y luego intercambio sonrisas con Pedro que con su brazo nos protege a todos.
—Descansa, Ale —Descansa, mamá Paula…
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