jueves, 7 de septiembre de 2017

CAPITULO 46 (PRIMERA PARTE)




Llegamos a nuestra mesa y todos detienen lo que están haciendo para observarme de pies a cabeza. Es más que claro que saben que algo sucede entre Pedro y yo, pero ¿Qué demonio les importa? Métanse en sus vidas y no me fastidien.


– ¿Todo en orden, querida? –Pregunta Barent apartando una copa de vino de sus labios. Sonrío, tengo que sonreír, tengo que ser la Paula hermosa y perfecta que siempre fui. Es hora de una de mis mejores máscaras, tengo que ocultar toda la mierda que tengo dentro.


–Por supuesto, Barent. Estoy muy bien. –Le respondo con una sonrisa. Me siento al lado de Pedro y me limito a mirar hacia adelante. Sé que está observándome desconcertado. 


Pero no estoy dispuesta a admitir que aun sigo molesta. Lo sorprenderé comportándome como la esposa perfecta que todos creen que soy.


–Paula… –Murmura acercándose a mí.


–Déjame en paz, Pedro. –Espeto duramente. –Ni siquiera me dirijas la palabra.



–No me hagas esto. –Suplica colocando su mano en mi rodilla. Poso mis ojos sobre el punto exacto en el que su mano toca mi piel por encima del vestido y trago el nudo que tengo en mi garganta.


–Yo. –Espeto apartándolo. –No hice nada. Así que déjame en paz.


Minutos después intento hacer conversación con los demás integrantes de la mesa. Sonrío y participo de todas las pláticas como si fuese la persona más feliz de toda la boda. 


Pedro intenta hablarme en varias ocasiones, pero simplemente lo ignoro. El plato principal es retirado y luego de varios minutos sirven el postre. Como solo un poco y observo la pantalla gigante en la que se proyecta un video clip de fotografías de Emma, Laura y Stefan. Todos nos reímos y recordamos buenos momentos, pero el corazón se me congela al ver una serie de imágenes de mi boda en ese video. Una hermosa foto con Emma cuando tomó mi ramo de novia, algunas fotografías mías y de Pedro bailando en medio de la pista con Laura y diversas fotografías más. Miro a Pedro y observo que está viéndome. Ambos pensamos lo mismo, pero estoy demasiado molesta como para siquiera pensar en razonar mi manera de actuar. Vuelvo mi mirada hacia la pantalla y continúo ignorándolo. El video finaliza con una hermosa fotografías de Stefan, Emma y Laura. Todos se ponen de pie y el lugar estalla en aplausos.


La música comienza a sonar estruendosamente y los novios juntos a los demás invitados corren hacia la pista de baile. 


Tania toma mi mano y me dirige hacia al centro de la multitud. No quiero bailar, yo no bailo si no tengo deseos de hacerlo, pero al ver que Pedro me vigila desde lo lejos, decido enviar todo al maldito demonio. Me muevo al ritmo de la música y bailoteo una y otra vez sin detenerme junto a la hermana de Pedro. Todos se ven felices, yo no lo estoy, pero todo lo hago perfectamente bien, fingir especialmente. Emma se acerca a mí, la abrazo con falsedad y luego comienzo a bailar con los novios. Veo a Damian tomándonos fotografías con una sonrisa en el rostro, Tania observa la situación y se acerca a mi oído para preguntarme algo.



– ¿Damian tiene novia? –Cuestiona con una traviesa sonrisa. Me rio y luego niego con la cabeza. Sabía que me preguntaría eso en algún momento. La vi observándolo muchísimas veces durante el transcurso de la boda.


– ¿Te gusta, Damian? –Pregunto apropósito. Ella sonríe y asiente tímidamente con la cabeza. Bien, supuse que algo así sucedería. –Bien, Damian es norteamericano, tiene veinticinco, es fotógrafo, le encantan las hamburguesas, no tiene novia y además de eso es el enemigo número uno de tu hermano.


Tania se ríe y luego sigue bailando, parece algo pensativa, pero intenta disimularlo con sus pasos de baile.


–Ve y habla con él, te aseguro que funcionará. –Le digo en un susurro para que ya no me fastidie.


– ¿Tú crees? –Pregunta frunciendo el ceño.


–Claro que sí, creo que tú también le gustas. –Afirmo intentando parecer amable. Ella da un saltito y luego corre desesperadamente en dirección a Damian. Niego con la cabeza y sigo bailando sola por unos minutos más. A lo lejos veo como Lisa y Harry bailan uno al lado del otro pretendiendo encontrar algún maldito tema de conversación, pero no lo logran del todo.


Me siento en la mesa nuevamente y Pedro se acerca mí. Se coloca a mi lado y me observa en silencio. Intento ignorarlo, pero su mirada punzante sobre mi cara a cada segundo me resulta de lo más molesto y desesperante.


–Deja de verme. –Ordeno sin posar mi mirada sobre él.


–Eres hermosa. –Murmura colocando su mano de mi mejilla, en un vago intento por intentar arreglar esta situación, pero la verdad es que esto jamás tendrá solución. Sigo molesta con él, sigo dolida por lo que hizo y no puedo permitirme perdonarlo tan fácilmente, aunque me muera de ganas de besarlo y abrazarlo una y otra vez.


–No funcionará ese truco, Pedro. –Aseguro. –Sigo molesta contigo y lo estaré por siempre, así que desiste de todo esto de una buena vez porque tus halagos son innecesarios y no servirán de nada.


Pedro se mueve incomodo sobre la silla y quita su mano de mi mejilla. Lo oigo suspirar y luego decido verlo a los ojos. 


Veo su dolor, veo que está perturbado por lo que sucedió, pero no puedo dar el brazo a torcer. Tengo que seguir molesta.


–Emma habló de su luna de miel durante mucho tiempo y sabía que Stefan no podría pagarlo. Entiende, Paula. Invirtieron mucho en esta boda y sabes que mi hermana no es una persona que derrocha dinero. Solo quise hacerla feliz, pero al hacerlo te molestaste conmigo y eso no puedo soportarlo.


–No fue el hecho de que le regalaras el viaje, Pedro. –Confieso cruzándome de brazos. –Me molestó que ni siquiera me lo digieras, tuve que enterarme por tu hermana que pagaste su luna de miel y estoy completamente segura de que si ella no me lo hubiese dicho, yo jamás lo sabría.


–Quería decírtelo. –Se excusa, pero la Paula malvada que llevo dentro no quiere creerle. No puedo permitirme esto, seguiré molesta hasta que el haga algo increíble para hacerme cambiar de opinión.


–Pero no lo hiciste. –Respondo. –Así que ya no me fastidies. Hablaremos cuando lleguemos a la casa.


Suelta otro suspiro y luego regresa su atención en la pista de baile. Tomo mi celular y comienzo a abrir una y otra vez, las aplicaciones de fotografías porque no tengo otra cosa que hacer. Al ver algunas fotos recibo un mensaje de Damian.



*Sonríe, nena*


Elevo la mirada y lo veo a unos pocos metros de mí. Sonrío inconscientemente y él me toma una fotografía. Eso me hace sentir mejor. Me saluda con la mano y luego veo como Tania se acerca a él y ambos comienzan a hablar plácidamente. 


No puedo creer que esté sucediendo. Creo que Damian y ella se entenderán muy bien.


–Antes mi esposa y ahora mi hermanita menor, no puedo creerlo. –Murmura Pedro apretando la mandíbula. Me rio en el interior e intento que él no lo note, pero no lo logro. Sonrío sutilmente y el también. Me pongo seria de nuevo y luchando con mi Paula interior, dejo que él me rodee la cintura con su brazo. Besa mi hombro levemente y luego vemos como los demás invitados regresan a sus mesas dando por finalizada la tanda de baile.


Minutos después los novios cortan el pastel, dicen un par de palabras, todos brindamos y les deseamos muchas felicidades nuevamente y cuando llega el momento del ramo, Tania toma a Lisa del brazo y ambas corren hacia el centro de la pista en donde todas las solteras esperan ansiosas. 


Ha, si Emma no hubiese recogido mi ramo hace exactamente un año, ninguno de nosotros estaríamos aquí. Esto es realmente patético. Yo jamás cogí ningún ramo y me casé de todas formas, esto de verdad no tiene sentido. 


Todos aplauden y gritan, la novia hace su lanzamiento y todas se arrojan una encima de otra por tomar el tonto ramo. 


Damian se muere de la risa y toma miles de fotografías. Solo veo brazos, cabellos alborotados y vestidos moviéndose de un lado al otro. La situación me da algo de risa, Pedro parece divertido y Barent, observa lo que sucede de manera muy entretenida.


Oímos un grito desgarrador y Tania eleva el ramo a lo alto. 


Todos comienzan a aplaudir mientras que ella da saltitos de un lado al otro. Oh, mi dios, mi cuñada se casará en un año, esto no puede ser verdad. Pedro abre los ojos de par en par y niega con la cabeza una y otra vez como si no pudiese creerlo.



– ¡Tengo el ramo! ¡Tengo el ramo! –Grita la rubia desesperada y emocionada. Emma corre a abrazarla y las demás solteras de la boda la aplauden a modo de felicitación. Genial. Otra boda Alfonso en unos años. Lo único que necesitaba.


Luego de todo el alboroto hay mas baile y sinceramente no tengo deseos de bailar. Fue suficiente con todo lo que ya tuve que tolerar. Miro mi celular, son las cuatro de la tarde. 


Solo debo soportar dos horas más y podré regresar a casa. 


No quiero estar aquí. Solo quiero acostarme en mi cama y dormir hasta mañana. Ni siquiera tengo deseos de hablar con Pedro sobre lo que sucedió.


– ¿Quieres bailar, Paula? –Pregunta tendiéndome su mano cuando una canción de Justin Timberlake comienza a sonar. 


Jamás se lo he dicho y no creo que él lo sepa, pero es mi cantante favorito. No puedo resistirme, pero tengo que hacerlo. Lucho con mi Paula interior, pero me doy por vencida, es Justin, debo bailar.


Me pongo de pie y tomo su mano, el sonríe y caminamos hacia la pista en donde todos bailan sin control.


–Esto no significa que todo está bien entre ambos. –Le informo secamente. –Solo bailaré contigo porque me gusta esta canción y todos deben de creer que somos una pareja perfecta, pero sigo molesta.


Pedro sonríe con dulzura y luego acaricia mi mejilla. Tengo que fingir que eso no me afecta, pero la realidad es que me encanta.


–Y no hagas eso.


–Sé que te gusta, sé que te encanta que te acaricie, no puedes negarlo. –Murmura acercándose más mi cuerpo a su torso, provocando que sienta todos los definidos músculos de su torso. –Te quiero Paula, lo sabes y no me gusta que estés molesta.



Toma mi barbilla y hace que lo mire fijamente. Intento ser fuerte, pero fracaso de un segundo al otro. No puedo contenerme y las cosas comienzan a salirse de control. 


Siento sus labios sobre los míos y me doy por vencida. 


Muevo mi boca al ritmo de la suya y coloco mis manos detrás de su nuca. Justin canta una y otra vez y oigo los gritos de diversión de los demás cada vez más lejos. Estoy transportándome hacia otro lugar, en donde solo estamos Pedro y yo. Por fin encontré la paz que necesitaba, son solo una horas más, solo unos cuantos minutos y llegaremos a casa, estaremos solos y tendremos nuestro momento especial para resolver esta situación. Solo debo esperar.


Se separa de mí y sonríe, coloca su pulgar en mi labio inferior y recorre el contorno lentamente sin quitar su mirada de la mia. Me cruzo de brazos y sonrío, ya no estoy molesta, tal vez finja que lo estoy, pero no hay más rencor en mi interior, al menos no ahora.


–Mañana si estaré molesta. –Le advierto. Se ríe levemente y luego me abraza con dulzura.


Me toma de la cintura y comenzamos a movernos hacia todas las direcciones al ritmo de la buena música. Me rio por primera vez en el día y me muevo alrededor de Pedro una y otra vez. Laura corre hacia nuestra dirección y me pide que la cargue en brazos. Por dentro pongo los ojos en blanco, la pequeña Laura, tenía que arruinar mi momento, pero por fuera sonrío, la cargo en brazos y deposito su peso en mi cadera. Pedro se acerca a ambas y los tres comenzamos a bailar. Ella se ríe y Pedro parce estar absorto en sus propios pensamientos. Tengo curiosidad por saber que piensa, pero al ver la sonrisa en su rostro, sé que no es nada malo.


Mi esposo toma su teléfono celular y luego coloca la cámara delante de los tres y toma muchas fotografías. Laura sonríe en cada una de ella y aprovecho la cámara frontal para ver mi aspecto actual. Como siempre estoy más que perfecta.


Una hora más tarde sirven los platillos de mesa dulce y hay absolutamente de todo. No como demasiado, pero me doy el lujo de probar alguna que otra cosa. La noche comienza a caer y el inmenso árbol que se encuentra a un lado es iluminado por lucecitas blancas que adornan cada rama de la copa del inmenso tronco. Comienza a hacer algo de frío, pero no hay señal alguna de lluvia, lo cual nos indica que la boda de Emma es un completo éxito.


–Es tiempo del último baile, señores, inviten a su pareja a disfrutar de este hermoso momento. –Dice el maestro de ceremonias atreves del micrófono. Pedro me sonríe y toma de mi mano antes de que todas las demás parejas se pongan de pie. Me lleva hacia el otro lado contrario de la pista de baile y no me dice nada.


– ¿A dónde vamos? –Pregunto siguiendo sus pasos acelerados.


No me responde, pero una hermosa melodía empieza a sonar y su caminar se hace mucho más veloz. Tomo mi vestido con la mano que tengo libre y lo elevo un poco para no pisármelo. Pedro se detiene y veo un hermoso árbol similar al árbol principal que ilumina la pista de baile. Este también tiene pequeñas luces de colores que iluminan el lugar. Pedro camina y debajo de él me toma de la cintura con delicadeza. Bailaremos debajo de este árbol.


–Te quiero solo para mí en un momento como este, mi preciosa Paula. –Murmura cuando hago que mi cabeza descanse en su hombro derecho. –No me gusta que estés molesta, mi único objetivo es hacerte feliz.


Toma mi mano con delicadeza y me hace voltear lentamente, luego regreso a mi posición anterior y coloco una de mis manos en su pecho. Cierro los ojos y dejo que la música nos lleve a ambos hacia el pasado, hacia lindos y dulces recuerdos que se proyectan en mi mente una y otra vez. 


Rememoro nuestro primer baile, el día de nuestras boda, es una ocasión que es no difícil de recordar. Yo estaba tan molesta ese día y cuando bailamos juntos por primera vez todo pareció esfumarse, como ahora. Solo somos nosotros dos y nadie más, sin molestia alguna.



–Te quiero, Paula, te quiero. –Murmura apretándome fuertemente contra su cuerpo cuando el estribillo de la canción suena. Lo abrazo muy fuerte y hundo mi cara en su pecho. Me siento mejor, me siento protegida, él es como mi escudo, el único que logra hacer que me sienta bien incluso cuando no lo estoy. Solo es el, solo Pedro.


–Estoy molesta contigo, pero yo también te quiero, Pedro–Digo en un susurro.


–No estarás molesta por mucho tiempo. –Asegura con una traviesa sonrisa en su rostro.


– ¿Por qué estás tan seguro de eso? –Cuestiono con curiosidad fingida. Sé lo que me dirá y su idea me resulta de lo más agradable. Él acaricia mi cabello, mientras que giramos lentamente al ritmo de la canción.


–Porque cuando lleguemos a casa tu y yo haremos muchas cosas juntos hasta que tu enojo se esfume por completo. –Me informa insinuando que una noche perfecta de sexo se aproxima. Sonríe y luego me besa castamente en los labios. 


Es el fin de todo mi enfado, la Paula fuerte ya se dio por vencida, Pedro logró hacerlo con un simple beso y la canción acaba…


A lo lejos se oyen los aplausos y gritos de felicidad. Pedro toma mi mano y en silencio regresamos en donde toda la multitud aun está reunida. Nos acercamos sin intentar llamar demasiado la atención. La noche a caído por completo y las luces que iluminan los arboles se roban la atención de todos por completo. Emma y Stefan toman un micrófono y se dirigen hacia todos sus invitados por segunda vez en el día. Nos agradecen por la presencia y por compartir un hermoso momento, ya saben, todo ese tipo de cosas que dices en una boda. Recuerdo que yo también lo hice en la mia.


–…por eso queremos que nos acompañen en el lanzamientos de estas luces flotantes que significan mucho… –Stefan tiene una luz flotante entre sus manos y según lo que Emma nos explica tenemos que pedir un deseo junto con nuestra pareja y luego soltar la luz flotante hacia el aire. Es completamente patético, pero me parece dulce y original. Todos aplauden y luego esperan a que los meseros se acerquen con las luces flotantes. Cada pareja toma una y luego comienzan a dispersarse por diferentes partes del jardín. Los novios y Laura se colocan en medio de la pista de baile y esperan ansiosos a que los demás terminen de escoger un lugar perfecto.


Pedro se dirige hacia un lugar un poco mas apartado. 


Caminamos ente árboles y arbustos hasta llegar frente a un inmenso estanque de agua verde que tiene el reflejo de la luna y algunas estrellas en el. Qué manía que tiene de alejarse de todo el mundo.


– ¿Por qué siempre haces esto? –Cuestiono a su rara actitud de apartarme de la sociedad.


–Porque te quiero solo para mí. –Me responde provocando que mi corazón se acelere.


– ¿Piensas secuestrarme algún día?


–Lo haré si es necesario.


Mi esposo se coloca de tras de mí y luego besa mi mejilla. 


Esperamos a que los novios lancen su luz flotante. No sé que deseo pedir, tengo todo lo que quiero, todo lo que necesito, nada me hace falta. Esto no tendrá sentido alguno.


‘Felicidad, quiero ser feliz por siempre…’


Sí, eso quiero para siempre. Solo eso, simple y sencillo. Ese es mi deseo.


En el cielo vemos la primera luz, Pedro sonríe y luego coloca su mano sobre mi vientre y lo acaricia una y otra vez con suma delicadeza y ternura.


Oh, no. Pedro


Sé lo que acaba de desear, sé lo que esto significa y me pongo algo tensa. Él parece no notarlo y ubica su mano junto a la mia cuando soltamos la luz flotante que comienza a elevarse en el cielo contigua con todas las demás. Cierro los ojos e intento contenerme. No quiero destruir sus ilusiones y tampoco arruinar sus deseos, pero yo no quiero lo mismo que él. Pedro quiere un hijo y yo no, Pedro quiere tener una familia, pero eso a mí me resulta completamente aterrador. 


Mi respuesta es inmediata, yo no quiero y si no lo quiero no lo haré, tengo que decírselo, sé que él no lo entenderá, pero esto me ha tomado por sorpresa y me tiene completamente espantada.


Yo no quiero un bebé…






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