lunes, 4 de septiembre de 2017

CAPITULO 35 (PRIMERA PARTE)




Es viernes, por fin llegó el día, por fin se acerca el fin de semana. Más Pedro solo para mí. Aun no puedo creer que él y yo estuvimos todo el día de jueves juntos y además de eso hoy también faltó al trabajo. Si sigue así voy a acostumbrarme a esto y no podré separarme de él, pero sé que la magia se romperá cuando llegue el lunes en la mañana. Estoy ansiosa por saber que haremos esta noche. 


Debe de ser especial y divertido, quiero sexo como el de hoy en la mañana y también como el de la tarde, pero que sea mucho mejor. Con Pedro siempre lo es.


En la mañana luego de nuestro sexo de buenos días desayunamos juntos y en seguida me fui a ver a Damian. 


Escogimos las fotos para su portfolio rápidamente y al acabar con el café y con lo que tenía que hacer, asistí a una nueva clase de cocina y aprendí a preparar cobertura para hacer lemon pie y creo que si lo intento resultará sensacional. Después regresé de nuevo con mi esposo y me enorgullecí al verlo comiendo de mi pastel mientras que escribía algo en su computadora. Fueron horas completamente perfectas que quiero volver a vivir. Me olvidé de todo tipo de problemas, estábamos solos en el mundo, sin nada que pueda molestarnos.



Bajo las escaleras y voy a buscarlo. En la ultima hora recibió demasiadas llamadas de la empresa y entiendo porque. Ha estado ausente en dos días y todo debe de ser un completo desastre. Es por eso que yo prefiero no saber demasiado sobre su empleo, debe de ser estresante y aburrido.


Recorro el pasillo y entro a su despacho. Se ve completamente concentrado en la pantalla de su portátil y no nota mi presencia. Lo observo detenidamente, luce perfecto, me siento como una adolescente y suspiro por cualquier cosa.


Eleva la mirada, me ve, sonríe, cierra su computador, luego se pone de pie, camina hacia mí y besa mis labios castamente.


–Hola.


–Hola. –Responde.


Me observa detenidamente y acaricia el dorso de mi brazo con delicadeza. Cierro los ojos, coloco mi mejilla sobre su pecho, Siento su aroma, suspiro y lo abrazo.


–Te ves hermosa. –Susurra sobre mi oído derecho. –Muy hermosa.


Sonrío, acaricio su cara, desprendo los primeros botones de su camisa. Observo su pecho y deposito un beso sobre él. Quiero sexo, mas sexo, quiero que esté a mi lado en nuestra cama.


– ¿Qué haremos hoy?


Parece pensativo y cuando está a punto de responder, su bendito teléfono suena e interrumpe mi momento y desconcentra la atención de mí.


–Dame un minuto, preciosa. –Murmura tomando su teléfono celular del bolsillo de su pantalón. Suelta un bufido y pone los ojos en blanco, me rio y luego observo como contesta su llamada.



Pedro. –Dice con la voz cargada de seguridad a modo de saludo. –Oh, eres un maldito… –Musita sonriente. Debe de ser alguno de sus amigos de la empresa o algo así porque habla con demasiada familiaridad. –Claro, seguramente podré ir… sí creo que es genial… estoy con mi esposa, pero los veré en una hora… bien, adiós.


Cuelga la llamada y siento como la decepción me invade. Si, sabía que duraría poco tiempo y aquí está, la magia ya se rompió antes del lunes. Se marcha con no sé quién y va a dejarme sola, completamente sola un viernes en la noche.


Me siento completamente molesta, no me agrada que quiera marcharse a no sé donde sin mí. Mi Paula interior se muere de celos y de enfado. ¿Por qué tiene que aceptar las invitaciones de sus amigos? ¿A dónde demonios va? ¿Por qué me siento completamente insegura en este momento?


–Cariño, era Dario y acaba de invitarme a un partido de futbol esta noche.


Frunzo el ceño y me cruzo de brazos, pero no… Él no debe saber que me molesta que salga con sus amiguitos a hacer no se qué cosas. Tengo que jugar mejor el juego que él, debo de ser más astuta.


–Un partido de futbol… –Digo de manera pausada como si estuviese procesando el significado de esas palabras en mi mente.


–Sí, es en una hora. Pero si quieres puedo esperar y salimos a cenar. –Sugiere no muy convencido. –Tú escoges.


Sí, claro que yo escojo, cariño. Siempre lo hago, soy la que tiene el control absoluto en esta relación, yo doy órdenes y decido. Y lo que decido es que quiero que Pedro sufra por ser tan tonto y dejarme completamente sola. Me las pagará como no tiene idea. Mis planes de sexo se terminan aquí, pero mi plan de ‘arrepiéntete’ está a punto de comenzar. Me coloco mi máscara de ‘todo está bajo control’ y me acerco a él sin prisa alguna.


–Descuida, Pedro. Ve si quieres, llamaré a una de mis compañeras de cocina y la invitaré a beber algo por ahí.


Frunce el ceño no muy contento con mi idea, pero la aceptara de todos modos.


–No creo que sea bueno que salgas sola. –Dice como si intentase buscar la excusa perfecta para decirme que no. 


Pero, fracasa, a mí nadie me dice que no y menos él.


–Ve a tu partido y yo me reuniré con alguna de mis compañeras. –Insisto para que ya no moleste. Se arrepentirá por lo que está haciendo. No volverá a dejarme sola jamás. –Te prometo que me cuidaré y regresaré temprano. –Murmuro acercando mi boca hacia la suya. Mis tácticas de seducción jamás han fallado y no fallaran. Estoy cien por ciento segura de lo que hago.


Pedro se va de la casa y percibo el vacio y el odio en mi interior. Acaba de renunciar a su esposa para pasar un maldito momento con sus estúpidos amigo a los cual no tolero del todo. Es mi esposo, es completamente mío y hoy debo compartirlo. Genial. Mi autoestima está por lo más bajo que jamás ha estado y me siento patética. ‘Amiga’ supuestamente saldré con una amiga, pero no tengo amigas. 


Así que no sé que haré. Quiero venganza. No estoy para nada feliz. Todo es un completo desastre y estoy muy disgustada, quiero que se moleste, que se enfade, que vaya detrás de mí.


Tomo mi celular y marco el número de Damian. Espero a que conteste y cuando lo hace una elevada sonrisa se escapa de mis labios. Se perfectamente lo que haré y como siempre todo lo que hago lo hago bien, así que sé lo que Pedro dirá cuando se entere de mi travesura.


–Nena. –Dice alegremente.



– ¿Qué harás esta noche?


– ¿Por qué? –Pregunta y sé que debe de estar frunciendo el ceño. Necesito explicarle el motivo de todo. Estoy muy molesta y quiero cambiar eso, pero Damian no…


Mierda. Odio dar explicaciones. No es lo mío. Me saca de quicio tener que hablar de más. Estoy dándole una orden o algo así, no es tan complicado.


–Estoy en la suite del hotel. –Me responde con obviedad. Sí, tengo que hacerlo. Debo hacerlo o no funcionará.


– ¿Quieres hacer algo hoy? Estaba pensando en ir a un club muy bueno en el centro.


Me siento completamente humillada. Paula Chaves, Alfonso pidiéndole a un hombre que la acompañe a algún lugar. Es completamente ridículo, jamás me lo hubiese imaginado de esta manera.


–Creí que estabas con tu esposo. –Espeta levemente. Si eso creí también hasta que decidió hacerse el esposo rebelde y escapar con sus estúpidos amigos a un partido de futbol sin sentido. Futbol, odio ese deporte, siempre es un obstáculo.


–No voy a tolerar tus preguntas estúpidas. Estaré en Funclub en el centro en una hora. Si no vas te jodes y si decides acompañarme la pasaras genial. –Murmuro secamente. 


Cuelgo la llamada y subo las escaleras con rapidez. Estoy completamente molesta y haré que Pedro se moleste y se arrepienta de todo lo que está haciendo.


Busco en mi armario algo que ponerme. Hace más de un año que no salgo a lugares como esos. Siempre quise regresar a ese increíble sitio disco junto a Pedro, pero jamás me atreví a sugerirle un lugar así. Antes no había tanta confianza como ahora.



Revuelvo cientos de piezas de ropa, pero no encuentro nada que sea lo suficientemente bueno para mi nuevo debut, para que Pedro se moleste y se vuelva loco de los celos. Quiero que enloquezca. Algo negro es lo adecuado, pero debe de ser lo suficientemente bueno y sexy. Tal vez ese vestido que compre para nuestro aniversario y nunca lo utilice porque terminamos peleando por una estupidez. Si, ese vestido es el correcto. Lo busco entre las cajas de colores de la repisa más alta y cuando lo encuentro lo quito de su empaque y lo observo delante del espejo. Es corto, tiene la espalda sumamente escotada y favorece el contorno de mi cintura y la curva de mi trasero. Si, es perfecto. Me desnudo y me lo coloco rápidamente. Tacones negros, maquillaje, algo de perfume, el pelo suelto y sigo viéndome hermosa. Tengo una mirada cargada de diversión y molestia al mismo tiempo. Sé que será sumamente divertido. Espero que Damian me acompañe y si no lo hace entonces las cosas si se saldrán de control. Me observo de nuevo. Oh, sí. La Paula mala y pervertida está lista para todo.


Me tomo una fotografía de cuerpo entero y se la envío a mi esposo. Espero unos segundos hasta que responda, pero no lo hace. Es estúpido. ¿Porque no responde? Está en línea y ni siquiera está escribiéndome. Tal vez debe de estar en shock. Oh, sí. Me siento mucho mejor. Mi Paula malvada se apodera de mí por completo.


Mi celular suena y sonrío ampliamente. Pedro está llamándome y debe de estar molesto y excitado.


–Hola, cariño –Digo sonriente.


–Nunca tuve objeciones a tu manera de vestir, Paula, pero no te permito que uses ese vestido.


Oh, cariño, es tan dulce cuando está molesto.



– ¿No te gusta mi vestido? –Cuestiono fingiendo voz de inocencia y tristeza, pero me muero de risa por dentro. –Creí que te gustaría mi vestido. Lo compré hace mucho tiempo para ti, pero decidiste poner a tus amigos en primer lugar…


–Paula. Es un vestido demasiado corto y provocador, recuerda que estás casada.


–Siempre recuerdo que estoy casada, cariño. Si me hubieses escogido en vez de tu partido de futbol podrías tenerme entre tus brazos, yo podría estar gimiendo y gritando debajo de ti. –Mi voz resuena sensualmente al otro lado de la línea, me éxito en mi interior, pero por fuera me mantengo el control. Lo oigo bufar y percibo su respiración algo más agitada. Arrepentirse de lo que ha hecho será poco.


–Paula, cariño, por favor… –Me implora entrecortadamente.


–Tú y yo podríamos estar juntos, desnudos y disfrutando de nuestros cuerpos sin parar… yo podría estar gimiendo tu nombre una y otra vez…


–Paula. Quítate ese vestido y espéreme desnuda en la cama.  –Me pide. –Por favor.


Oh, no. Cariñito, eso no funcionará ahora. Ya me he convertido en la villana y no dejaré que me confunda.


–Es demasiado tarde para dar órdenes. –Siseo quitando un mechón de cabello de mi rostro. Sonrío y me hecho una última mirada en el espejo. Esta noche será muy, pero muy divertida. – Ahora tengo el control, Pedro, siempre lo tengo.


– ¡Paula! –Grita desesperadamente. – ¡Sales de esa puta casa vestida así y estarás en problemas! –Protesta furioso al otro lado de la línea.


–Disfruta el futbol, amorcito. –Me rio fuertemente y cuelgo la llamada.



La peor noche de Pedro está dando inicio a la noche más maravillosa para mí…





1 comentario: